Contrario a las creencias, no es necesario padecer trastornos como ataques de pánico, ansiedad o depresión para consultar a un psicólogo. Hay muchas otras situaciones que no deben subestimarse como por ejemplo.

Baja autoestima

La baja autoestima muy a menudo se manifiesta no solo con la idea de no valer lo suficiente sino también a través de otras experiencias negativas desagradables respecto a uno mismo. La persona involucrada juega un papel activo inconsciente en su determinación. Este rol activo consiste en atender constantemente críticas, insultos o desprecios malintencionados.

Falta de alegría

Puedes tener una vida satisfactoria, con buenas relaciones familiares y éxitos laborales y, a pesar de todo, sentir una sensación de vacío o tristeza generalizada. 

Por ejemplo, en el ámbito laboral, si bien la actividad elegida se puede realizar con resultados positivos y con el reconocimiento de los demás, esto puede no corresponder a un estado de ánimo de plenitud sino, por el contrario, desencadenar sentimientos de intolerancia y apatía. Incluso puedes sentir que no mereces lo que tienes o que eres un espectador externo de tu propia vida, como si le pasaran cosas buenas a otra persona.

Cambios bruscos de humor

Hablamos de la predisposición a cambios bruscos de humor y estado de ánimo. Aparentemente sin ninguna explicación, la experiencia subjetiva es de ser inestable e incomprensible. Estos cambios de humor suelen estar determinados por una memoria emocional que se activa ante circunstancias que pasan desapercibidas para quien las vive.

La figura del psicólogo y psicoterapeuta puede ayudar a encontrar los vínculos entre cómo te sientes y lo que estás viviendo. Y puede ser una guía paralela para descubrir los vínculos entre cómo se siente ahora las experiencias del pasado que estaban rodeadas de un aura emocional precisa, que luego vino a arraigarse internamente al coincidir automáticamente con ciertas condiciones. Cada vez que estas condiciones se repiten, sin que uno sea consciente de ello, el estado de ánimo se desvía en la dirección habitual, produciendo ese cambio de humor en este punto que es todo menos insensato.

Tendencias pesimistas

Es la tendencia a extender los resultados negativos, los fracasos, los episodios desafortunados o los fracasos limitados a todos los ámbitos o a todos los momentos de la vida o a todas las circunstancias posibles. A ella se le puede unir la «personalización», es decir, el hábito de adjudicarse a uno mismo hechos desagradables sobre otras personas o circunstancias ajenas. Ambas situaciones suceden producto de «errores cognitivos» propios de quienes están deprimidos o son propensos a la depresión.

Somatizaciones

Si notas alguna tendencia a padecer dolencias físicas que no tienen una causa orgánica, quizás en determinadas ocasiones (por ejemplo presencia de una preocupación o alto nivel de estrés), es probable que esta dolencia se deba a la acción de “emociones no integradas”. En otras palabras, el efecto de emociones que no se pueden sentir, de las que no se tiene conciencia y a las que se da voz a través del cuerpo. 

Las somatizaciones pueden ser molestas o incluso llegar a ser tan extensas o frecuentes que resulten incapacitantes.

Es importante consultar con psicólogos en alcobendas y san sebastián de los reyes

ya que gracias a la psicoterapia es posible identificar las emociones que llevan al cuerpo a somatizar estas dolencias. Mediante la psicoterapia se les puede dar el espacio adecuado para finalmente ser liberadas, logrando así el alivio de los síntomas físicos.

Relaciones inestables

La ausencia o escasez de relaciones sólidas y satisfactorias, en las que sea posible experimentar el apoyo mutuo, el compartir y la intimidad, es quizás una de las principales fuentes de malestar y una de las principales razones por las que las personas acuden a un psicólogo.

Como seres humanos, necesitamos de otras personas con las que podamos construir relaciones significativas a lo largo de nuestra vida, incluso cuando las cosas hayan ido tan mal que nos convenzamos de que podemos ser autosuficientes por nosotros mismos. Si fallan conexiones importantes, entonces enfermamos. Por tanto, será fundamental recuperar la capacidad de crear vínculos en los que encontrar apoyo y en los que sentirse reconocidos en el sentido de identidad personal.

Repetitividad de las situaciones dolorosas

Si en el transcurso de la vida uno se encuentra experimentando siempre los mismos hechos dolorosos, es probable que esto no dependa sólo del azar o de la mala suerte. Es posible que se haga algo, que se implemente un determinado comportamiento, que se adopte una determinada actitud o que se dé una determinada interpretación de los hechos que se están produciendo, capaz de influir en el giro que tomarán los acontecimientos. 

El resultado es que uno termina involuntariamente haciendo exactamente lo que teme que suceda, envolviéndose en una especie de espiral sin salida.

Depende de la psicoterapia encontrar esta salida y, juntos, centrarse en las formas en que uno interviene en la determinación de su destino.

Tendencia a la timidez

Es una señal de alarma para el bienestar psicológico, por lo que sería bueno consultar a un psicólogo, es la tendencia a avergonzarse. De hecho, la vergüenza es un sentimiento omnipresente y peligroso, ya que inviste no solo un solo comportamiento sino a toda la persona. Cuando a menudo se siente avergonzado, se pueden adoptar soluciones para superarlo que a la larga son todo menos funcionales. Incluso puede llegar a evitar participar en muchas situaciones sociales con el resultado de aislarse.

Pesadillas frecuentes 

Las pesadillas recurrentes pueden ser un problema por varias razones. En primer lugar, perturban el sueño, provocando numerosos despertares y dificultad para conciliar el sueño, con la consecuencia de no sentirse suficientemente descansado ni dotado de la energía adecuada para afrontar el día. 

En segundo lugar, las pesadillas pueden dejar residuos de emociones negativas que afectan el transcurso del día. 

Por último, más allá del problema del insomnio, es probable que adviertan, con el lenguaje de imágenes y metáforas propio de los sueños, de áreas problemáticas que conviene explorar mejor. Por ejemplo, las personas perturbadas por pesadillas frecuentes a menudo experimentan traumas (de los que puede ser más o menos consciente y de los que puede o no tener memoria) que requieren ser elaborados con la ayuda de un experto para ser superados y así dejar de ejercer su peso sobre la vida psicológica.

Necesidad de profundizar en el autoconocimiento 

No pocas veces impulsa el deseo de acudir al psicólogo y emprender un curso de psicoterapia es la necesidad sentida de conocerse mejor.

Todos sentimos y actuamos de cierta manera en la vida cotidiana en base a distintas ​​motivaciones que, al menos en parte, escapan a nuestra conciencia. Los cuales ciertamente no están desconectados de nuestra historia pasada.

El psicólogo se encuentra capacitado para reflexionar sobre estas áreas inconscientes, es un compañero de confianza para el desarrollo de una mayor capacidad de autorreflexión, entendida como la correcta interpretación de los propios estados internos, es un importante aliado tanto para aumentar el bienestar psicológico como para mejorar la calidad de las relaciones interpersonales.

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